Por Patricio Griffin, presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social
La semana pasada, en Tres Arroyos, la Cooperativa Eléctrica puso en marcha su propio canal de televisión de aire, Celta TV, el primero desde la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Esto fue posible a partir de diversas medidas del Gobierno que vienen a reparar la exclusión sistemática que la dictadura y la política neoliberal impusieron a las entidades de la economía solidaria.
Esta exclusión que configura una violación de derechos elementales de los ciudadanos como es el de “asociarse con fines útiles”, supone la última etapa de la degradación que impuso el Consenso de Washington a nuestro país: la conversión de los ciudadanos en consumidores, incluyendo la prohibición de ser ellos mismos los “productores” de lo que consumen.
La gestión de los servicios públicos esenciales para la comunidad, entendidos como una actividad exclusivamente comercial, fue lo que permitió el crecimiento de los monopolios, la transnacionalización y la profundización de un modelo concentrador que condenaba al interior y a los cinturones de pobreza urbana por “inviables”.
Sobreviviendo al “modelo de Martínez de Hoz”, las cooperativas de todo el país resistieron y ampliaron sus servicios acompañando el desarrollo de la tecnología. Es así como además de comunicación audiovisual, hoy prestan servicios de internet más de 400 cooperativas y mutuales, aún con condiciones de acceso al servicio mayorista monopolizado, diez o veinte veces más caro que en la Capital Federal.
La decisión del Ministerio de Planificación de declarar la caducidad de la licencia de Fibertel es un salto adelante en la ampliación de los derechos de los usuarios y consumidores argentinos, para ser tratados como ciudadanos y por tanto disponer de acceso a los servicios públicos esenciales de nuestro tiempo en igualdad de condiciones, cualquiera que sea el punto del territorio de la patria en que vivan. Hoy las cooperativas están en condiciones de brindar ese servicio con más eficacia y a un precio más barato que lo que hasta ahora brindaba el monopolio. Pero todavía falta ampliar y consolidar la democratización de la economía para ponerla al servicio de los ciudadanos.
La elección del modelo a seguir es la clave: o seguimos atados al mercado depredador y concentrado, o entramos decididamente en un modelo productivo y eficiente de organización económica solidaria, que permita desplegar el conocimiento, la ciencia, la técnica y la colaboración mutua, con equidad para todos los argentinos. Éste es el aporte de la economía solidaria, que demostró incansablemente sus niveles de eficiencia para aumentar la productividad, el empleo y generar nuevas fronteras de desarrollo.
Fuente: Miradas al Sur
Licenciatura en Comunicación Social/ Facultad de Ciencias de la Educación/ Universidad Nacional de Entre Ríos Equipo docente: Titular de cátedra Lic. Alejandro M. Ramírez. JTP: Lic. Camila Fernández
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